Estos eventos a los que asistí, fueron organizados con el fin de promocionar a nuestro amado país, y digo ‘nuestro’ porque además de ser naturalizado mexicano, tengo el corazón mexicano y por supuesto con los colores azul y crema.
Y como digo gracias a Dios me invitan y puedo apoyar de alguna manera como lo hice también la semana pasada en un evento patrocinado por la FUNDACIÓN TELMEX, en apoyo a los niños de la calle con problemas de adicciones que ahora juegan fútbol en un afán de encontrar el camino para dejar las drogas.
Estos niños tienen ahora la oportunidad de viajar a Italia a un torneo de fútbol representando a nuestro país. Me dio mucho gusto haber estado en ese evento también y ver a los niños y jóvenes luchando para poder seguir adelante con sus vidas a través del fútbol. Este torneo se llama HOMELESS WORLD CUP (MUNDIAL PARA GENTE SIN HOGAR) y este año se celebra en Italia en Milán del 6 al 13 de septiembre.
He aquí la reseña del diario La Jornada, al respecto:
DE LA CALLE A LA CANCHA
Hace seis meses una selección de futbol regresaba a México sin estruendo. Nadie esperaba a sus integrantes en el aeropuerto capitalino; ningún micrófono ni cámara a la vista para atestiguar que traían un trofeo por terminar en primer lugar de su grupo en la Copa mundial de personas sin casa, en Australia.
Detrás de los cuatro jóvenes que conformaron aquel equipo había historias crudas de calle, llenas de violencia, marginación y adicciones, en las que el deporte sólo había sido un pretexto para su rehabilitación.
Aquellos muchachos hoy tienen otras vidas; los llaman “agentes de cambio” y participan como entrenadores y promotores para el torneo De la Calle a la Cancha, que se realizará en ocho estados del país a partir del sábado.
Se espera la participación de mil 500 jóvenes en condiciones de marginalidad y en rehabilitación por drogas, para conformar la selección de futbol calle que representará a México en el Mundial de Milán, en septiembre próximo.
Ante decenas de medios de comunicación, la presentación se realizó en el estacionamiento de una plaza comercial en Polanco, donde la Fundación Telmex –patrocinadora del torneo–, convocó a personalidades del deporte como Carlos Reynoso, Miguel España, Jaime Lozano, Antonio Santos, Soraya Jiménez, Fernando Platas, Púas Olivares y Carlos Zárate, algunos de los cuales jugaron una cascarita con niños y jóvenes de casas hogar y centros de rehabilitación.
“Este torneo me cambió la vida”, afirma José Antonio Trujillo, ex seleccionado de 19 años años, quien vivió en una época bajo un puente del Periférico y pasó años en instituciones sociales de rehabilitación, pero hoy es presentado como ejemplo para otros en situaciones similares.
“Antes todo me valía, me daba equis… pero desde la experiencia del Mundial en Australia le encontré sentido a la vida. Ahora me preocupa mucho ayudar a los demás. Sobre todo porque tengo un hijo de meses y mi meta es sacarlo adelante y que tenga lo que no tuve”, dice el joven, que apenas en diciembre celebraba su rebeldía y se presentaba a sí mismo como el desmadroso del grupo.
Otro ex seleccionado, Juan Praxedis, fue adicto a las drogas, pero hoy es un líder comunitario y entrenador de futbol calle, empeñado en ayudar a otros a rehabilitarse, aunque reconoce que es muy difícil trabajar con jóvenes con adicciones y no acostumbrados a la disciplina.
“Quiero ser diferente y eso les comunico a los chavos, pero a veces me responden y me critican, entonces les hablo de mi experiencia y les demuestro que hay alternativas”, dijo Praxedis.
No todas las experiencias son exitosas. Algunas avanzan lentamente y son duras, como relata Luis Miguel Castañeda, un muchacho que a los 20 años ya padeció lo peor de la calle como testifican las innumerables cicatrices que cubren su cuerpo.
Entre la mona empapada de activo y el alcohol estuvo al borde de la muerte.
“Estaba con un cuate y la cosa se calentó, empezamos a pelear y no me di cuenta de que sacó una navaja y me picó. A traición. Ni sentí, pero cuando lo corretee empecé a sentir mojado, por la sangre”, comenta Castañeda, quien se gana la vida como limpiaparabrisas.
Pese a que está “muy interesado” en el torneo de futbol calle y en salir adelante por su hijo de seis años y su compañera, admite que todavía lucha por rehabilitarse, pero su deseo es formar parte de la selección mexicana de “chavos de la calle” y competir en Italia.